miércoles, 13 de julio de 2011

Todo sapo muere aplastado

Talves ya hayan escuchado esta frase, más que un dicho una realidad, que he llegado a comprobar de la manera más venenosa posible.

¿Qué es eso de que todo sapo muere aplastado? Yo nunca pensé que fuera una frase tan verdadera hasta ahora. La escucho desde que estaba en mis años de estudio, cuando era una persona joven y tonta, una persona soñadora, queriendo ver el mundo de colores y lleno de vida, cuando nunca podrá ser así.

Antes pensaba que no era una frase tan real, pensaba que era solo una frase llena de envidia de personas que no podían tener lo que estos "sapos" tenían. Como por ejemplo, en mi caso, los "sapos" eran aquellas personas que resaltaban indudablemente dentro de los estudios, con buenas notas, que los profesores sabían sus nombres, llenos de vida al llegar al centro de estudios, sean por razones de superación personal o por la gloria de que las demás personas conocieran sus logros, estos "sapos" eran personas sobresalientes.

En ese tiempo pensé de una manera, que el que los llamaran "sapos", y el que les dijeran casi de manera profética que morirían "aplastados" no era más que la envidia que todos podemos haber sentido ante estas personas al ver sus logros en el estudio y en sus metas de vida.

Ahora, ya yo siendo una persona de más edad, he expandido este término de "sapo" para las personas. Ahora cuando me pongo a pensar veo un uso más particular que el solo hecho de ser sobresaliente en los aspectos de la vida, sean estudios o trabajo. Un "sapo" es una persona, que para sí misma, le gusta hacer las cosas bien a pesar de lo que digan los demás, le gusta dar lo mejor de sí, y si es posible, alejarse del grupo que no piensa de la misma manera. Personas casi territoriales, que cuando ven a otro como ellos se "inflan" para ser más que los otros "sapos". Es verdad, y con desprecio tengo que decir que llegué a convertirme en uno de ellos. Usualmente soy una persona que me gusta pasar desapercibido, mejor escondido, en el anonimato, pero sí, me gusta hacer las cosas bien y dar lo mejor para lo que me agrada y la gente que quiero, eso me ha hecho un "sapo", que no se ve más cuando ya está "aplastado". Me convertí en una persona de término "sapo" cuando le di a los demás, a la gente que yo quería y creí ser querido por esas mismas personas, todo de mi, sin importar nada a cambio. Por ciertos acontecimientos he cambiado mi manera de pensar en muchas cosas y decidí cambiar de actitud respecto a eso, de un momento a otro esas personas no merecen más ese "cariño" que pude haber dado yo en algún momento.

Pero cae la idea cuando, un día de estos, una de esas personas que yo quise y pensé que me quería, por un reclamo mencionó la frase "Todo sapo muere aplastado", haciendo referencia personal a algo que había hecho esa persona por mi, y ahora con mi cambio de actitud se puso en el lugar del "sapo".

Pienso yo, ¿Que tan real sea que se haya llamar "sapo" y diciendo que "murió aplastado" cuando yo fui la persona que le dio tanto? ¿No debería ser yo el "sapo" que murió aplastado? Por andar siendo la buena persona, por andar dando, por pensar siempre en los demás yo fui el sapo, y por todo ese desprecio que he tenido de esas personas, ¡soy yo el que está muriendo aplastado!, ¡no esa otra persona!

En ese momento me di cuenta la veracidad de esta frase, y su ironía a la vida misma para nosotros los seres humanos (si es que nos podemos llamar así) que pensamos que siendo buenos podemos lograr algo más que solo vivir como un recuerdo, que queremos dejar un legado en los demás.

Yo por mi parte he muerto como una persona "sapo", aplastado, por las mismas personas que intenté agradar. Es triste en cierta manera. Algo que no dicen es que estos "sapos", aunque mueran así, si lo notan siempre reviven de una u otra manera. Este tipo de personas siempre mantenemos una pequeña luz de fe y esperanza de que siendo así, alguien nos irá a apreciar en su debido momento, y por más feo que suene que lo ponga yo, una de las mayores mentiras que el mismo universo nos ha dejado creer.

Así que por fe a esas palabras, y rogando al universo que destruya esa idea de fe y esperanza de mi mente, digo: ¡Todo sapo muere aplastado!

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